domingo, 27 de noviembre de 2016

¿De qué hablan los que hablan de llevar la democracia y la libertad a Cuba?

La muerte de Fidel ha vuelto  a desatar cantos y esperanzas al advenimiento de la democracia y la libertad en la Isla.

Viniendo de los mismos que llaman dictaduras a las democracias avanzadas fruto de las nuevas constituciones “bolivarianas” debieran ponerse en cuarentena sus  afirmaciones sobre Cuba. No obstante, incluso entre aquellos que no se tragan sus mentiras sobre estos países, lo de Cuba les queda claro. ¿Cómo va a ser una democracia un régimen socialista? ¿Cómo hablamos los comunistas de más  democracia en España mientras apoyamos el régimen cubano?

¿Cómo lo hacemos? Muy sencillo, hablando verdad y defiendo lo mismo en Cuba que en Españas: democracia real, democracia participativa.

El artículo 3º de su Constitución establece que  “En la República de Cuba la soberanía reside en el pueblo, del cual dimana todo el poder del Estado. Ese poder es ejercido directamente o por medio de las Asambleas del Poder Popular y demás órganos del Estado que de ellas se derivan”.  Primera diferencia, esencial, con esto que tenemos en nuestro país, que llamamos democracia y no lo es: el pueblo puede ejercer el poder directamente. En España está prohibido el derecho a decidir, el “soberano” es tomado por soberanamente idiota y no tiene capacidad de decidir directamente nada relevante.

La elección y obligaciones de los miembros y obligaciones de las Asambleas del Poder Popular muestran asimismo diferencias fundamentales con la de nuestros concejales y diputados.
El Partido Comunista de Cuba no interviene ni formal ni realmente en la propuesta de lxs delegadxs. Son las asambleas ciudadanas las que proponen con un fuerte protagonismo de las organizaciones sociales. Las candidaturas elevadas son votadas por sufragio universal, libre, secreto y directo. El sistema electoral cubano no es ni multipartidista ni de partido único, es un sistema de poder popular directo. La revolución cubana decidió (acertadamente) mantener un sistema soviético (en la acepción más radical y genuina del término) y no convertir las asambleas populares en parlamentos ni al partido en el agente único electoral.

Asimismo es mandato constitucional (y realidad permanente) tanto la obligación de lxs electxs de rendir cuentas en Asamblea a los electores como la capacidad de dichas asambleas de revocarlos.
En resumen, la democracia cubana desarrolla desde hace tiempo cuatro principios que el poder real y sus politiqueros títeres en España y Europa tratan de evitar a pesar de que han pasado a ser reclamados ya por la mayoría social: el derecho a decidir (democracia directa), la iniciativa ciudadana en la conformación de candidaturas, la rendición de cuentas y los revocatorios.

Esos que hablan de “llevar la democracia y la libertad” a Cuba ¿hablan de profundizar estos ejes centrales de la democracia real?. No, claro que no, lo que hablan es de su eliminación y sustitución por el vetusto modelo europeo representativo, indirecto, que niega al soberano toda la soberanía, un sistema de peleles del poder real. Y toda esta involución democrática apoyada por eso que llaman libertad de prensa, a saber que el capital sea dueño de los medios de comunicación. No hay libertad de prensa alguna en el capitalismo porque si el único dueño posible es el capital el estrecho margen de pluralidad serán las diferencias entre sectores del mismo acerca de la mejor forma de explotar a la clase trabajadora.

Los que nos interesamos por el avance de la democracia real en Cuba sabemos que el sistema es perfectible y apoyamos los procesos, en marcha, de implementación programas participados de desarrollo local, las experiencias piloto de presupuestos participativos como la que se desarrolla en la Habana Vieja a través de la Oficina del Historiador-  Esta regeneración y mejora de la democracia en Cuba es la que temen nuestros gobernantes. Cada vez les  va a ser más difícil seguir engañado a la ciudadanía porque esta, desde el 15M, está pidiendo (sin saberlo, la más de las veces) la superación de nuestras obsoletas constituciones y la puesta en marcha de mecanismso de democracia real y participativa, muchos de los cuales ya existen en Cuba.

La Cuba que nos deja Fidel no es solo el entrañable recuerdo de aquellos años de revolución y antimperialismo, es una realidad palpable de equidad, justicia, internacionalismo solidario y DEMOCRACIA POPULAR. Es un ejemplo de que otro mundo es posible, incluso en una pequeña isla a 150 kms de la bestia, bloqueada económicamente y dependiente energéticamente.

#CubaVa

#HastaSiempreComandante